– La enseñanza de matemática en las escuelas es como un buffet con un solo alimento: Miles de platillos por escoger pero te siguen sirviendo trinomio cuadrado perfecto en charola de plata. 🍝
“¿Por qué me interesaría saber calcular el volumen de un cilindro?”
Una pregunta legítima de cualquier alumno de bachillerato… Y la verdad es que yo tampoco tengo idea.
Tantos años de temas irrelevantes en nuestras vidas que al final pasan factura en forma de un “por eso estudié sociales/humanidades” o mejor aún, como un like más a “por un mundo sin matemáticas” que quién sabe ya cuántos millones de likes tenga y cuándo va a parar de tener.
Y no, esto no es un discurso de que las matemáticas son importantes aunque no te des cuenta o que son esenciales para la vida… Como diría Eduardo Saenz de Cabezón, también el páncreas y no le dedicamos una hora diaria de estudio durante 15 años de nuestra educación.
¿Entonces qué? ¿No’más soy hater de la vida?
Hace rato ya salió la palabra clave de a lo que quiero llegar, pero antes, piensa en el conocimiento más chingón que hayas obtenido en los últimos meses. No tiene que ser escolar necesariamente. Sólo un conocimiento que tengas almacenado en tu disco duro mental y que aprecies saberlo.
¿Ya?
Bueno, apuesto todo lo que tengo guardado debajo de mi colchón (500 pesos y un poster de Ariana Grande) a que retienes ese conocimiento porque:
1) Te es útil ante alguna circunstancia
2) Te genera un impacto emocional
Claro que hay más maneras de retener la información como cuando te hacían hasta el cansancio repetir “el cuadrado del primer término más menos el doble del producto del…” bla bla bla, pero tú elegiste el anterior conocimiento por una sencilla razón:
¡Te es relevante!
En la propia boca lo llevaba el alumno: “¿Por qué me interesaría…?”
Y definitivamente no quiere saber por qué le interesa a los que construyen puentes, a los que mandan misiles, a los que hacen los smartphones que usa… ¡No, profesor de prepa que pudieras estar viendo esto! ¡No!
“¿Por qué A MÍ me interesaría…?”
Hace tiempo perdimos de vista algo importante en el sistema educativo actual:
La educación, hasta nivel bachillerato, ¡es obligatoria!
Antes, cuando era opcional y los niveles avanzados eran para gente mamastrosísima que quería ser culta o le servía como propedéutico para la educación universitaria, estaba más o menos justificable. Hoy ya no se vale recetar información “porque sí” que sólo funciona como criba para muchos que buscan hacerse con una profesión sin lograrlo, y otros que aunque lo logran, terminan guacareando sobre ello.
La educación obligatoria ahora debe ser de relevancia.
«Pero oye, Saúl, sí es útil resolver fracciones o saber aritmética básica. Incluso cosas no tan básicas sirven para fortalecer procesos como la abstracción, el análisis y el pensamiento crítico. Y dentro de todo ello, hay conocimiento que vale más allá de su carácter práctico y que tiene una belleza intrínseca que todos deberían conocer».
Te entiendo perfectamente.
Primero, la bronca es que no tienes que decirles que el tema es importante: ¡demuéstraselos!
Si las fracciones de verdad son útiles para problemas prácticos del día a día, pónles un problema práctico del día a día.
Y un problema del día a día no es: «Si Pedro tiene 5 manzanas y Juan…» no mames, no por favor.
Ellos son quienes tienen que tener el problema. No Pedro el de las manotas.
Genérales esa necesidad de resolver una situación. Y justo como en la videa real, ellos no siempre tienen toda la información necesaria para resolverlo. No se los des peladito y a la boca; que indaguen, investiguen y conjeturen.
Al final del día, más que un ser omnisciente que les da todas la respuestas y ellos se sientan y se callan el hocico, vuélvete un guía que los lleva a la solución.
Segundo: No todo tiene que ser un problema práctico. ¿Recuerdas? Inciso 2). Algo que te genere un impacto emocional.
Activar las emociones de tu interlocutor genera algo que los hace especialmente receptivos: Interés.
En general, los seres humanos somos una máquina resuelve problemas. Plantea las situaciones con un contexto interesante.
No es lo mismo preguntarles si el oxígeno es necesario para encender fuego que plantearles una historia de un par de astronautas perdidos en la luna pensando en prender una fogata.
O algo más con matemáticas: Majin Boo necesita ser destruido por una henkidama de 100 mil kilómetros cúbicos (era resistente el cabrón). Si cada persona aporta 1 cm cúbico de energía. ¿Cuántas personas necesita para destruírlo y que regrese en forma de morenito?
Bueno. Pues no me estoy sacando esto de mis ideologías hippies. A este sistema se le llama «metodología de enseñanza problémica y en contextos».
Y este sistema, hoy más que nunca es crucial para la docencia en matemáticas.
Nos URGE desarrollar las habilidades necesarias relacionadas con el pensamiento matemático, no siempre matemáticas como tal.
¿Pero qué hacemos nosotros? Enseñar matemáticas como tal pero mandando a la mierda el pensamiento matemático.
El simple cambio de paradigma a resolución de problemas y en contextos, a pesar de que el contenido se mantega escencialmente igual, provoca un giro crucial en nuestra concepción y relevancia en la materia.
No sé tú, pero yo planeo llevar distintos cilindros con cerveza (o bueno, refresco, pues) y decirles que el que elija el que tenga más, aparte de sacar 10, se la queda (insisto que solo jala con cerveza).
Seamos más relevantes con lo que enseñamos, justo como nosotros lo somos con lo que aprendemos. Aprovechemos la barra de alimentos diversos que tenemos por delante. 🙂
– Muy interesante, señor, pero eso no responde a mi pregunta: ¿¡¡Va a querer buffet sí o no!!?
– Ah, no. A mí tráigame bistec empanizado…